Milanó- Sigur Rós

Cuando Javiera se fue, Carlos sintió que ahora su habitación estaba realmente sola, vacía e incluso demasiado gigante para uno solo.
Uno solo sonaba raro ahora que habian pasado tanto tiempo juntos. Pero sabia que ese punto en que ella saldría de su pieza sin un regreso seguro, tenía que llegar. Esta ciudad era grande pero no lo suficiente como para esconder los malos o buenos momentos.
Lata pensó si lata por que en el fondo lo que sucedio fue un poco de eso estaba lateado de la vida y las circunstancia de aquella noche, no hicieron mas que dejarlo en ese punto en el que somos seres inutiles de pensamiento, en que el personaje de esta historia no es victima ni acusado solo un ser que se deja llevar por las desiciones del escritor.
Realmente no quería besar a Cristina, la amiga de su novia. No en el fondo solo keria dormir, olvidar, desaparecer un rato de estas calles.
Horas antes, esa misma noche, lo habían asaltado cerca de la casa donde celebrebaban la fiesta. Habia salido solo para dejar a Javiera y sin darse cuenta ya lo estaban amenazando solo por unos cuantos documentos y un celular. Llegó a salvo a la fiesta y solo pensaba lo afortunado que era al saber que su novia no estubo en el momento del asalto. Por que en el fondo la quería demasiado y le importaba que ella estubiera bien, a salvo del resto.
Aún asi beso a su amiga y era dificil comprender el hecho de que esas cosas suceden por que la noche es demasiado oscura y silenciosa como para escapar de ella.
Pero ahora era de día, hacía calor y había demasiada luz sobre la ciudad como para esconderse los secretos bajo la piel.
Debe estar llegando al metro pensó. Recordando todas las tardes que quemaron juntos abrazados escuchando temas lentos casi melankolikos de esos que Carlos escuchaba ahora para poder sentir un poko mejor el recuerdo de los besos y caricias y esos te quiero que se alejaban rapidamente por las estaciones del metro.